Es normal y es naturaleza humana el intentar medirnos por nuestros éxitos. Somos, normalmente, seres competitivos por naturaleza. Si podemos recordar una victoria y sentirnos bien por ella, porque sentimos que –de alguna manera– vamos avanzando. Por eso es que en nuestras 10 Reglas de Etiqueta para los Juegos de Mesa se menciona saber perder (e indirectamente, saber ganar).
Y es que en los juegos de mesa esta parte de la condición humana es bastante evidente. Estamos en una batalla mental con nuestros oponentes y si juegan mejor o toman mejores decisiones, es fácil salir con el ego magullado. El resultado puede ir desde un sentimiento prolongado de pérdida o decepción durante el resto del día, hasta un explosivo lapsus de enojo.
Ahora bien, en mi grupo es difícil que haya uno de estos episodios de enojo. Pero incluso ese sentimiento de decepción y orgullo magullado es algo que se puede combatir, o por lo menos puedes darle un cambio de perspectiva a tu pérdida.
Si juegas juegos de manera regular, vas a perder de ves en cuando. Y, sinceramente, ganar no sería ni la mitad de divertido si no conociéramos el sentimiento de perder de vez en cuando. Acá les doy algunos consejos de cosas que puedes hacer o pensar para quitar la presión de ganar en tu próxima noche de juegos.
Aprende de tus errores
Cuando pierdes un juego es fácil que el enojo, frustración o la decepción nublen tu mente. Esos sentimientos no son necesariamente malos, y es algo que abordábamos en nuestros 5 tips para aprender a perder. Pero puedes usar ese energía para algo de provecho.
Lo más fácil es estudiar qué fue lo que salió mal. ¿Por qué es que el ganador se llevó la ventaja en el juego? ¿Qué puedes hacer mejor la próxima vez? ¿Tu estrategia fue mala o simplemente la suerte no estuvo de tu lado?
Recuerda que cuando juegas un juego, probablemente no es la última vez que lo vayas a jugar. Y recuerda eso de perder una batalla pero no una guerra y todo lo de más. porque perder una batalla apesta, pero sólo si no aprendes algo de ello.
A veces ganar no es tan bueno, porque te hace pensar que tienes una estrategia ganadora y te puede mantener con ella. Incluso puede que logres hacer que el juego se ponga medio aburrido. Si estás perdiendo, intenta algo nuevo y atrevido, ve cómo resultó y guárdalo para la próxima vez que juegues. Lo más probable es que el ganador intente hacer lo mismo, pero tú estarás preparado con una estrategia que ellos no verán venir.
Juega juegos nuevos
Cuando tienes u grupo de juego que en realidad ama u juego, es fácil que lo jueguen a muerte. Todos en el grupo conocen el juego, las decisiones correctas y su propia capacidad de ganar. Por años, mi grupo de juego jugaba Catan cada semana, al nivel de tener deseos de venganza y destrucción. Conocíamos el juego tan bien que, al final del asunto, las cosas que decidían el juego eran tiradas de dados. No podíamos fiarnos de que alguien más cometiera un error. Teníamos que jugar, cada vez, un juego perfecto y esperar que los dados nos beneficiaran. Eso a veces hacía que la frustración fuera mucha.
Y es cierto que hay un nivel de diversión único cuando todos los que juegan conocen todos los secretos y reglas del juego. Pero cuando todos se sientan a jugar un juego nuevo, la presión de ganar desaparece. Todos están en el mismo nivel, aprendiendo mientras van y reconociendo estrategias. Sí, alguien va a ganar. Pero no va a ser después de una larga historia de batallas, no va a tener ese bagaje sentimental. Vas a poder disfrutar el juego por lo que es y hará que perder sea mucho más fácil de asimilar. Digo, apenas estábamos aprendiendo todos, ¿no?
Juega con gente nueva
Esta es una buena práctica aunque sea cual sea el caso, pero es particularmente buena cuando hablamos de perder. Si empiezas a perder el mismo juego muchas veces seguidas, se puede convertir en algo frustrante. Pero perder muchas veces y con el mismo grupo de gente se puede hacer que todo sea mucho peor.
Cualquiera que sea la razón, cuando las derrotas se empiezan a ir en contra de las mismas personas siempre, va a hacer que sentarse a la mesa con ellos quizás no se vuelva la mejor experiencia.
Cambiar de oponentes te va a permitir intentar nuevas cosas, atacar los mismos problemas con nuevos ojos y jugar sin el peso de las partidas pasadas sobre tus espaldas. Por supuesto que después estarás jugando con la misma gente, pero poder agregar más variedad puede ser una buena ayuda en muchos otros niveles distintos.
Haz una separación entre tú y el juego
Lo más probable es que abordemos todos los juegos con ganas de ganar. Y es natural, nunca he visto a nadie que vaya a jugar y piense «Ojalá esta vez pierda». Aún así, siempre podemos controlar ese deseo separándonos de la expectativa o anticipación de ganar.
Ya sé que esto suena bastante zen, pero la verdad es bastante fácil de hacer.
Hagamos un ejercicio mental. Antes de empezar a ganar, visualiza cómo se sentiría ganar. Probablemente te sientas bien. Ahora imagínate cómo sería perder. ¿Eso hace que prefieras no jugar? Si la respuesta es que sí, lo más probable es que le estés dando mucha importancia al resultado del juego y no le estén dando suficiente importancia a la experiencia de jugarlo.
Intenta empezar cada juego aceptando que vas a perder. De hecho, lo más probable es que así sea. En un juego de 5 jugadores, tienes, en teoría, 20% de probabilidad de ganar. Lo más probable es que alguien más vaya a ganar. ¡Y eso está bien! no pasa nada. De todas maneras te la puedes pasar bien, tomando decisiones divertidas sin que nada pase después. Disfruta el viaje, no el destino.
Y si bien, no hay una estrategia general para aprender a perder (ni para aprender a ganar, que será algo que tendremos que abordar después), la verdad es que todos lo hacemos de vez en cuando.
Podemos siempre intentar mejorar en los juegos de mesa con los tips que les dimos antes. Podemos incluso aprender a perder. Pero siempre hay que recordar que perder es sólo parte de la diversión. Y si pensamos así, siempre ganaremos.