Santorini: estrategia, dioses e islas griegas

El Doctor Gordon Hamilton tiene un doctorado en Matemáticas y dedica su día a crear acertijos y ejercicios para que chicos canadienses de 12 a 18 años se logren interesar en las ciencias básicas. Entre los acertijos que creó como matemático y educador, ha creado más de un juego de mesa. Tal es el caso de Santorini un juego que el creó (tan siquiera lo más básico) en menos de media hora hace más de 30 años.

En 2016, la editorial canadiense Roxley Games lanzó al mercado vía Kickstarter una re imaginación del juego abstracto base del Dr. Hamilton. La producción es genial (más de eso en las conclusiones) y la campaña fue un éxito rotundo, logrando obtener $430,108 dólares.

En el juego, dos dioses del panteón griego se enfrentan en un reto de estrategia e ingenio para divertirse y ejercitar el cerebro. Para hacerlo, han decidido usar la hermosa isla de Santorini, en la cual irán edificando construcciones con ayuda de sus trabajadores, pudiendo hacer uso de sus poderes especiales de dios. Un juego único en sencillez y hermoso a la vista, démosle un vistazo a Santorini. Agradeciendo de antemano a Roxley Games por facilitarnos una copia para hacer la reseña.

Mecánicas

En el juego básico de Santorini, cada jugador comienza con dos peones (que representan a sus trabajadores), en una cuadrícula de 5×5. El objetivo del juego base es sencillo: el primer jugador en llevar a uno de sus trabajadores a la cima de un edificio de tres niveles, gana.

En su turno los jugadores hacen dos acciones forzosamente:

1. Mover a uno de sus trabajadores un espacio.

2. Construir en uno de los espacios adyacentes al trabajador que se movió.

Hay algunas limitantes en cómo se pueden llevar a cabo estas acciones. Los trabajadores sólo se pueden mover a espacios donde no haya otro trabajador. Pueden mover a su trabajador a cualquiera de los ocho espacios adyacentes al espacio en el que ese trabajador está. Los trabajadores se pueden mover a un espacio en donde haya una construcción siempre y cuando sólo suban un nivel. Por el contrario, no hay limite en los niveles que pueden bajar. Si un jugador se ve en la situación de que sus dos trabajadores no se pueden mover, ese jugador, pierde.

Los edificios tienen tres niveles y encima de ellos una cúpula que «bloquea» el tercer nivel para que nadie se pueda poner ahí. A la hora de construir, puedes hacerlo en cualquiera de los espacios aledaños al trabajador que acabas de mover. No puedes construir encima de una cúpula ni de un trabajador y es forzoso hacerlo si es que puedes hacerlo.

Además de el juego base, Santorini viene con 30 cartas de dioses. Cada una de ellas representa a distintas deidades de la mitología griega. Desde Afrodita hasta Zeus están incluidos. Cada una de estas cartas da una de dos cosas: poderes especiales para usar en tu turno, nuevas condiciones de victoria o incluso impedimentos para otro jugador.

La variedad de cartas de dioses hace que haya casi mil combinaciones de dioses distintos que se pueden llevar a cabo para un juego de 2 o 4 jugadores y casi 25,000 para los juegos de tres personas. Estas cartas cambian fundamentalmente el juego y la manera en que se juega, dando una gran variedad de posibilidades.

Conclusiones

Primero lo primero. Roxley Games ha sido acusado de sobreproducir un juego que de otra manera es un abstracto muy sencillo. Y es verdad. El juego viene con un tablero que representa el mar, un pedestal de plástico representando la isla y un tablero que representa el área de construcción de 5×5. Eso sin sumarle el hecho de que cada nivel de construcción es una figura distinta de plástico y los peones trabajadores son miniaturas de (adivinaron) plástico.

Y es así. Santorini está diseñado para ser hermoso. Su arte es dibujado por la dupla de artistas llamados «Mr. Cuddington» los espospos David Forest y Lina Cossette, quienes ilustran muchos otros proyectos como la reedición de Brass del mismo Roxley hasta el hypeado Charterstone de Stonemaier Games. Su arte es muy bonito tanto como para la caja como para las ilustraciones de las cartas, las cuales son únicas y llenas de detalles. El diseño gráfico es excelente y cumple.

¿Sobreproducción? Definitivamente, pero en estos momentos ya se puede obtener el juego en algunos lugares a un precio más accesible que los $50 USD que se pedían en un principio por él. De otra manera, los $50 USD son un precio justo si piensas pagar por el juego como arte-objeto-juego (que lo es). Pero algo elevado si sólo tomas en cuenta la experiencia de juego y no te importan tanto los componentes.

Vale la pena mencionar que una nueva versión está disponible. Es mucho más barata y no incluye la expansión. Y los componentes son los mismos, a excepción del tablero de océanos, que no está incluído. El juego logro ser más barato gracias a la magia de la producción en masa.

Sobre las mecánicas es importante decir: si no te gustan los juegos abstractos de estrategia, aléjate. No hay manera de que Santorini te guste. Más allá de su hermoso diseño, es un juego de estrategia puro y duro.

Aunque el juego dice que se puede jugar de 2 a 4 personas, vale la pena ver eso. Con dos personas es ideal, con tres se vuelve algo caótico y con 4 se juega por equipos así que puede ser una experiencia… diferente.

El juego base por si solo es entretenido y es bueno, si les gusta lo abstracto. Pero lo que definitivamente cambia cómo se siente el juego son las cartas de dioses. Los poderes y las nuevas condiciones de victoria hacen que tengas que cambiar tu manera de pensar, tanto para ti como para con tu contrincante.

Las cartas son muy equilibradas y logran crear una experiencia de juego única cada vez que lo tomas. Además, el juego es lo suficientemente rápido como para que quieras jugar otra vez y para que no te sientas mal de haber perdido un juego de estrategia.

Dinámico y hermoso, Santorini es una gran opción si les encanta la estrategia y saben apreciar la belleza en las cosas simples. Y no por ser simple sacrifica profundidad. Esa elegancia se aprecia siempre en los juegos y podrá lograr que Santorini se vuelva un nuevo clásico de estrategia abstracta.

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