La magia de los juegos de mesa

Desde hace tiempo en La Matatena hemos tenido oportunidad de dar pláticas en distintos foros, hablando principalmente de los juegos de mesa y cómo encajan en un mundo digital. La verdad es que hay un cierto sentimiento que uno obtiene al jugar un juego de mesa bien diseñado que los videojuegos no han podido replicar. Una experiencia de descubrimiento casi infantil al darnos cuenta de cómo funcionan las cosas. Una experiencia que otorga cierta magia a los juegos de mesa.

Los videojuegos logran hacer cosas únicas en cuanto a la manera en que crean mundos, diseñan interfaces, personajes e incluso en la manera en que van desarrollando narrativas. Pero es distinta la manera en la que logran demostrar la habilidad de quien los diseña. Los juegos de mesa son un medio extremadamente limitado: lo que ves es lo que hay, nada más. No hay complejas fórmulas por debajo de ellos que logran hacer que un motor físico sea perfecto, no hay algoritmos que permitan lograr mejores texturas, no hay manera de hacer trampa o encontrar cheats.

Toledo

Ver un buen juego de mesa trabajar es como ver trabajar un reloj mecánico: es fascinante por si solo. Y no digo que un reloj digital no pueda ser interesante o que la tecnología detrás del mismo no sea un acto de maestría. Pero en ese sentido, el juego de mesa se puede llegar a sentir más cercano; más auténtico.

Los juegos de mesa son objetos físicos, esto es lo que hace que un juego de mesa se comporte así. Es no una cuestión de elección, es una necesidad. Toda la información se debe poder presentar de manera fácil. Aquí está una de las más grandes diferencias y similitudes con respecto a los juegos de video. Una buena interfaz de usuario debe ser intuitiva y dar información de manera concisa. En un juego de mesa todos los elementos que no son decorativos forman parte de la interfaz de usuario y se deben aplicar los mismos conceptos que un buen diseñador de experiencia de usuario seguiría. Esta interfaz tiene que ser lo suficientemente buena como para que los jugadores puedan seguir las reglas del juego sólo basados en ella, el juego no puede hacer esto por ellos. Y los videojuegos no tienen esta restricción.

Cualquier sorpresa que un juego de mesa nos quiera dar debe estar escondida detrás de la estructura del mismo juego. Ese momento en el que dices «¡no había pensado que podría haber hecho algo así», debe estar planeado desde antes.

Magia, cartón y madera

Como dije antes, los videojuegos demuestran la maestría de quienes lo hacen de una manera distinta, menos transparente. Es algo que los jugadores no logran ver. Las ecuaciones diferenciales que se tienen que hacer para que la física de un juego sea realista o la manera en que algunos juegos de video lograron luchar contra los problemas de memoria RAM de las plataformas del memento son importantes. Pero son cosas que el usuario no ve o que, en general, no le importan. Lo único que hacemos es ver la magia de todo el trabajo de los desarrolladores en la pantalla. Por otro lado, en los juegos de mesa, nosotros somos los que llevamos la magia a cabo. EL cartón, los dados, la madera ayudan a que el jugador le de importancia a lo que está haciendo.

Ejemplos de este proceso hay varios. Uno de ellos (que está de moda) es Scythe y sus tableros personales. Conforme obtienes más trabajadores, los costes por producir bienes aumentan. Pero en lugar de tener que calcular el costo o verlo en alguna tabla, simplemente ves los íconos revelados cuando tomaste al trabajador de tu tablero personal. No hay nada que tengas que hacer más que tomar al trabajador y colocarlo en el tablero, pero aún así, la acción tiene más sutilezas.

Otros ejemplos llevan esta idea a niveles inesperados. Quizás el más conocido de todos ellos sea Tzolk’in que usa engranes de verdad en el tablero para poder jugarlo. Esto le da niveles mecánicos que van más allá de la simple lógica usada en algunos juegos.

Son los juegos que logran esconder secretos en su diseño y usabilidad los que hacen que te sientas sorprendido cuando lo descubres.

Quizás esta es una de las razones por la que los jugadores a veces tenemos una obsesión por los juegos nuevos. Sólo unas cuántas veces te puedes sorprender de lo inteligente del diseño de un juego de mesa. Después de unas cuantas jugadas, es «sólo una mecánica más». Quizás nuestra obsesión por conocer más juegos es debido a que queremos sentir esta sensación de descubrimiento varias veces y no sólo consumismo posmoderno. Porque jugar juegos es maravilloso, pero descubrir la magia de cada uno de ellos es una experiencia en si misma.

2 comentarios en «La magia de los juegos de mesa»

  1. La verdad que yo siempre me he criado con todas las consolas de videojuegos que han existido desde que salió el Atari hasta la fecha y me fascina jugar juegos de vídeos… pero definitivamente prefiero mil veces jugar juegos de mesa (los que de verdad valen la pena) y no cambiaría toda la magia que se siente al jugar e interactuar con el tablero, fichas, dados, cartas, etc… la verdad no hay nada como los juegos de mesa!!!

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