Hay por ahí un dicho que dice que si nos encerraran el tiempo suficiente en un cuarto en el cual hay un montón de fotografías de gente comiendo un sandwich, con otra persona, encontraríamos unas que son mejores que las otras y podríamos justificar por qué nuestros gustos son mejores que los de los demás. Pasa en cualquier hobby.
Sólo vale la pena ver la clase de gente que encontramos en Facebook, Twitter, en los comentarios de YouTube; comentarios anónimos que se burlan de las ideas de los novatos y casuales idiotas a los cuales no les gustan los juegos de Splotter. Porque todos los que no han jugado Mage Knight o Dominant Species en realidad no han jugado juegos de mesa «de verdad». Mejor que se pongan a jugar Catan o (peor aún) Monopoly. O que saquen su Play-Doh y dejen jugar a los niños grandes.
Si alguna vez se han topado con gente así, o incluso han sido éste tipo de personas, les recomiendo que pongan atención a nuestra interpretación de esta reflexión.
Empatía y tú: ¿has intentado pensar en los demás?
Mucho de lo que nos gusta de los juegos de mesa es la colaboración, la interacción y la parte social del hobby. Compartir momentos especiales con otras personas. Hacer algo fuera de lo común acompañado de gente distinta y divertirnos en el proceso. Pero de alguna manera toda esta fantasía de amistad y buenas intenciones se va cuando dejamos la mesa.
De repente no nos importa si alguien piensa distinto a nosotros o tiene un a opinión diferente a la nuestra.
Nos preocupamos muy poco en conocer a los demás pero somos rápidos para criticar. A veces hasta dudo que en realidad algunos disfruten jugar con alguien más. Nuestra opinión es valiosa, pero no por ser nuestra es la única verdad. Y eso se nos suele olvidar.
Para evitar esto es importante preguntarnos si nos interesa cómo se sienten los demás cuando juegan. Si no es así, quizás valga la pena buscar un hobby menos social (he escuchado que la filatelia es divertida). Y por favor, intenta no relacionarte con gente que busque crear conversaciones efectivas. Si te gusta contribuir, enfócate en intentar conocer por qué a la gente le gusta lo que le gusta. Cada que encuentres un juego que te parezca malo, intenta entender qué es lo que le divierte a la gente de él. No justifiques que sea malo. No quiere esto decir que no haya juegos malos. Simplemente hay gente a la que le gustan. Y está bien. Lo importante es recordar que esto no nos hace superiores.
Tener derecho a una opinión no hace que esa opinión sea la correcta.
No porque tu ludoteca sea muy grande o hayas jugado mucho, tu opinión es más valiosa. Cada quien gusta de cosas distintas y en la variedad en el hobby está gran parte de su valor.
Y no digo que no tengas opiniones. Pero sentir que tus opiniones valen más sólo porque «sabes más» en algo tan subjetivo como los juegos de mesa (o en muchas otras cosas que se basan en gustos) no te llevará lejos. Si buscas conocer más de los otros y entenderlos, tendrás conversaciones mucho más interesantes. Y mucho más constructivas.
«Sólo es un juego»
Cuando hablamos de nuestro artículo de 5 tips para aprender a perder lo mencionamos: sólo es un juego.
Quizás vayas a decir algo como «a los verdaderos jugones nos gusta apasionarnos y hablar con seriedad del tema que nos gusta«. Pero eso no te da el poder de tratar a los demás como si fueran basura. ¿Se nos olvidó para qué jugamos? ¿Queremos divertirnos? ¿Queremos demostrar que somos superiores en gustos? ¿Pretendemos sólo sentirnos superiores y ya?
Un ejemplo es citado en el mismo artículo de ChitTalk y salió en la sección de juegos de mesa de reddit (r/boardgames) donde un jugador se quejó de que un tal Crevice lo hizo pedazos en un juego de A Game of Thrones (el enlace es de archivo porque la publicación original fue borrada). Según lo que posteó, Crevice hizo lo necesario para dar una clase de traición y hacer pedazos a los demás. Y aunque suene como que Crevice es el malo, el que perdió fue el que hizo una mala experiencia. Después de ver que no iba a poder ganar, hizo un berrinche descomunal. Y aquí sucedieron varios errores: escogieron un juego que se basa en traición y alianzas y después arruinó el cumpleaños de su amigo cuando fue «eliminado» y no pudo lidiar con la derrota. Y después fue a quejarse en Internet, pero ahí todos se dieron cuenta que el error había sido de él.
Aquí se demuestra que hay más de una manera de arruinar el juego a alguien. Y no saber perder es una.
En general, si no tomamos en cuenta que los demás también quieren disfrutar, estamos abandonando las motivaciones principales para jugar. Es imposible obligar a alguien a que se la pase bien, pero fácilmente puedes darles razones para que la pasen mal.
La Matatena organiza eventos mensuales grandes y reuniones pequeñas en casa, hemos traído a mucha gente al hobby gracias a nuestras gaming nights. Pero también hemos visto casos de gente que la llevan a la fuerza y se la pasa muy mal. Así hemos aprendido la importancia de divertirse y respetar a todas las partes. La inclusión es la sangre de este hobby, así que, por favor, dejemos el elitismo y esnobismo de lado.
A la fuerza, ni los zapatos entran
No a todos les gustan los juegos de mesa. Suena imposible. Pero es verdad.
Debemos dejar de intentar «convertir» a la gente al hobby. O si ya están en el hobby, debemos dejar de intentar que jueguen «juegos de verdad» (normalmente juegos un poco más complejos, que a nosotros nos gustan) y no sólo «para niños». No somos poseedores de la verdad absoluta, sin importar cuántos wargames tengamos en la ludoteca. No se trata entonces de «convertir» (no estamos haciendo un jihad jugón). Se trata de compartir.
¿Recuerdas cómo te sientes cuando acabas de comer y tienes que ir con tu suegra y te ofrece más comida? Aún sea la comida más deliciosa del mundo, no hay manera de que vayas a disfrutarla igual que si tuvieras ganas de disfrutarla.
Ahora imagina lo siguiente: ¿te gustaría pasar tiempo con un amigo que quisiera hacer un debate formal cada vez que se juntan en cualquier evento social? Probablemente no. Quizás sería divertido las primeras veces. Pero si el debate no es lo tuyo, quizás prefieras hacer cualquier otra cosa; como, no sé, ver cómo se seca la pintura.
A algunas personas no les interesa jugar tanto como a nosotros. O no les interesa jugar juegos más pesados. O no quieren jugar cada vez que tienen una interacción social. Y está bien. Ya tendrás otro día para jugar Kanban: Automotive Revolution.
Cuando obligas a los demás a jugar, no les haces un favor. Simplemente les das una razón más para que no vuelvan al hobby. Si de la misma gente nace la curiosidad (y créeme que sucede), las cosas serán naturales. Todo es mejor cuando no te sientes obligado a hacerlo. No seas esa persona. A la fuerza, ni los zapatos, ni los juegos de mesa entran.
Elitismo, esnobismo y «¿es en serio?»
Los jugones muchas veces tenemos actitudes muy malas. Sobre todo porque nos sentimos con derecho de opinar de todo lo relacionado al tema. Pensamos que nuestra opinión es extremadamente certera. Y claro, en eso gastamos nuestro dinero. Es un lujo. Un producto que disfrutamos desde la comodidad de nuestras sillas. Y es algo de lo que nos encanta investigar y comparar. Quizás por eso lees blogs como este.
Pero pongámonos, por un momento, del lado de los que publican juegos. Siempre vas a ser criticado. No importa lo que hagas, como diseñador o editorial, siempre estarás mal. Si a tu juego le falta tema o le sobra tema; si está roto; si la calidad de los componentes es poca o está sobreproducido. Todos quieren un juego distinto al que estás haciendo. Y que sea un juego profundo e interesante, no sólo un juego de cartitas, porque eso es para idiotas que se conforman con poco.
Los jugones somos excelentes para exigir. Y todo para después quejarnos del precio. ¿Por qué no?
Cosas parecidas pasan con los que generan contenido en Internet.
Si tienes un blog: ¿por qué escribes esas estupideces?, esa opinión es muy mala, no has jugado suficientes juegos, ¿por qué no haces mejor video?
Si tienes un canal de YouTube te dirán: La producción es malísima, no se escucha nada, no sabes nada de juegos, no sabes elegir, dices todo mal.
Todos intentarán decirte que eres malo. Mucha gente por eso desiste, las voces de apoyo son muy pocas pero las críticas están a la orden del día. Y sabemos que esto no es exclusivo del hobby.
Esa gente intenta darte algo de contenido sin esperar mucho a cambio, quizás de ellos es de los últimos que deberíamos quejarnos. Ojo, no me quejo de las críticas. Las críticas son buenas. Son ideales porque nos damos cuenta que no le hablamos a una pared. Es más, son necesarias. Pero la actitud y los modos con las que las damos siempre es algo que vale la pena cuidar.
Todos tenemos derecho a tener nuestras opiniones, preferencias y deseos. Incluso todos acá en la Matatena pecamos de dar opiniones y ser cortantes a veces al respecto. Pero eso no es excusa para abandonar el respeto por los demás. El elitismo, esnobismo y malas actitudes hacen que mucha gente huya de un hobby tan maravilloso como el nuestro. Valdría la pena jugar más y quejarnos menos. Divertirnos en lugar de criticar los gustos de los demás. Pasarla bien y compartir. Que de eso se trata, ¿No?
Excelente artículo.