Carcassonne: ciudades, caminos, monasterios y meeples

Los mosaicos son un arte decorativo que siempre me ha parecido interesante. Por ellos mismos, son muy simplones y sin chiste; pero juntos se convierten en increíbles obras de arte. Y a mi parecer hay todo un estilo de juegos de mesa que siguen esta lógica: los juegos de colocación de fichas (tile-placement games). Si hay uno que popularizó el género, es Carcassonne.

Carcassonne fue publicado en el año 2000 y ganó el Spiel Des Jahres (el Nobel de los juegos de mesa) en el año 2001. Creado por Klaus-Jürgen Wrede y que le ha dado al mundo de los juegos de mesa una de sus piezas más icónicas: el meeple, la pequeña figurita en forma de persona que muchos juegos de mesa usan.

En Carcassonne los jugadores juegan el papel de fundadores de esta región encontrada en el sur de Francia y famosa por su ciudad amurallada. Juntos, tienen que crear un paisaje bucólico lleno de granjas, ciudades, monasterios y caminos conectándolo todo. Además de eso, tienen que asignar seguidores a los terrenos que han jugado, pudiéndolos convertir en ladrones, caballeros, monjes y campesinos que ayudarán a su amo a ganar puntos de victoria.

Mecánica de juego

El juego de mesa tiene componentes simples: un montón de piezas de juego que en las que se pueden encontrar partes de ciudades, partes de caminos, monasterios y combinaciones de los mismos y meeples de distintos colores para representar los seguidores de cada jugador. La mecánica de juego en Carcassonne es muy sencilla.

El juego comienza con una pieza inicial convenientemente marcada y el resto de las piezas es mezclado. Cada jugador toma sus meeples y el juego comienza. Los jugadores deben hacer tres acciones en su turno:

  • Colocar una pieza de terreno en el mapa
  • Agregar un seguidor (opcional)
  • Anotar puntos que pudiera haber hecho al completar caminos, ciudades o conventos

Luego su turno termina y el siguiente jugador continúa hasta terminar las fichas. El ganador es el jugador que haya anotado más puntos de victoria al final de la partida.

Las acciones, en más detalle se explican a continuación:

Colocar una pieza de terreno

El jugador escoge una pieza al azar, la cual tendrá alguna de las características de terreno previamente mencionadas (campos, caminos, partes de ciudades o monasterios). El jugador debe decidir dónde ponerla de tal manera que encaje con el resto del mapa.

Agregar a un seguidor

Esta es la parte del juego en la que las cosas se ponen interesantes. Después de jugar una pieza del mapa se puede agregar un seguidor a alguna de las características de terreno de esa pieza, ya sea campos, caminos, partes de ciudades o monasterios. Al ser colocados los seguidores se convierten en campesinos, ladrones, caballeros o monjes, respectivamente.

Estos seguidores se quedarán en el mapa hasta que el camino, la ciudad o el monasterio en el que están sea completado. El campesino se queda hasta el final del juego.

Una de las cosas que le da estrategia al juego es que no está permitido agregar meeples al mismo tipo de terreno conectado que ya contenga uno, aunque sea el tuyo. No puedes, por ejemplo, agregar un seguidor a una ciudad que ya hay otro seguidor y conecta con la pieza de ciudad que acabas de jugar. Parte de la estrategia es, entonces, colocar piezas de terreno para después conectar con ciudades o caminos preexistentes. Con esto se pueden ganar los mismos puntos que un jugador que ya estaba ahí o incluso robar si tienes la mayoría de seguidores.

Anotar puntos

Cada una de las características de terreno se puntúa si es completada en el turno. Los jugadores reciben un punto por cada pieza usada para completar un camino. En el caso de las ciudades son dos puntos por pieza. Cuando todas las áreas alrededor de un monasterio se completan el jugador que controla el monasterio recibe 9 puntos.

Cuando la última pieza se juega, se contabilizan todos los segmentos de camino, ciudad o monasterios que no se hayan terminado. Los terrenos controlados por los granjeros son aquellos separados por caminos y ciudades en el tablero de juego. Este es el concepto más difícil de explicar en Carcassonne, pero con algunos ejemplos gráficos es fácil de entender. Por cada ciudad completa colindante con los terrenos controlados por un granjero, el jugador obtiene 3 puntos.

El jugador con más puntos al final de la parida gana.

Conclusión

Carcassonne es uno de esos juegos de mesa de nicho que son adictivos y sencillos. Es un juego excelente para principiantes, por eso está incluido en nuestro top 10 de juegos de mesa para jugadores nuevos.

El juego no va a hacer que se te derritan los sesos de tan complejo que es, pero tampoco es un juego en el que puedas tomar las decisiones en piloto automático y esperar que te vaya bien.

Como es uno de los juegos más populares, se han lanzado muchísimas expansiones al mercado; si bien es cierto que algunas son mejores que otras (y hay otras malísimas), esto logra agregar nuevos sabores al juego, manteniéndolo fresco a un precio accesible.

Es un juego que todos deberían tener. Y si bien es cierto que el factor suerte puede hacer que a algunos no les llame la atención y le sea aburrido, la rejugabilidad y la sencillez del juego lo hacen un juego básico en todas las colecciones; por el factor suerte. Aún así, se le notan los años; esto no es malo, pero puede jugar en contra, sobre todo cuando has jugado juegos más modernos de colocación de losetas.

¿Que opinas de este artículo? ¡Deja un comentario!

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.